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El Genio y los Errores 

José Mujica

     El que intente tener éxito en la vida por decisión, aunque sea modesto, debe siempre empaparse de la vida de aquellos que fueron pioneros en sus campos o al menos hábiles copiadores. He estudiado a más de 1200 personajes a los largo de mi vida. No todos son los más idóneos, como por ejemplo cuando me sumerjo en el mundo del crimen o en el área bélica. Siempre viene a mi mente el libro que leí sobre el origen de la marca Sony.

     El personaje que hoy traigo es muy peculiar, un genio de las finanzas que terminó su vida inexplicablemente en desgracia. Se trata de Louie Pearlman, creador de una serie de grupos juveniles exitosos, donde destacan los Back Street Boys y 'NSYNC. Pearlman murió el año pasado en la cárcel donde purgaba una condena de 25 años por estafas millonarias incensarías. Este trabajo no es mío, es una traducción interpretativa del investigador Bryan Burrough, de la revista Vanity Fair titulado Mad About the boys, donde se destapan también unos escándalos sexuales inimaginables. La parte que expongo son sus inicios donde quiero llamar la atención sobre: cómo cuando tienes un sueño, aún sin tener recursos económicos, puedes lograrlos haciendo la jugadas debidas. En las notas dejo el enlace al trabajo original para el que se interese en la historia completa. 

El Origen

    La vida de Pearlman cambió para siempre en 1964, cuando mirando por la ventana a la autopista Whitestone desde su habitación, observaba al dirigible de la compañía Goodyear aterrizar en el aeropuerto de Flushing para tomar parte en
la Feria Mundial. En el aeropuerto él les pidió a los hombres del dirigible que lo dejaran dar una vuelta. Cuando ellos le explicaron que solo invitados especiales y periodistas podían hacerlo, se registró en el periódico de su escuela, se presentó con esas credenciales y fue debidamente paseado por los cielos de la ciudad de Nueva York. Había nacido un sueño. Los dirigibles retornaron
a Queens cada verano por años, y Pearlman siempre estaba allí para recibirlos, ayudando en los hangares y llegando a ser una especie de mascota no oficial.

 

La otra versión

     Pero hay otra versión de los primeros años de Pearlman que
uno oye en las residencias Mitchell Gardens. La más
convincente proviene de Alan Gross, quién por 55 años ha
vivido en el apartamento 4C, un espacio angosto abarrotado
de flotillas de modelos escala, afiches, fotos, cadenas
de dirigibles y un gato. “Esta es la ventana de la que
Lou siempre habla,” Gross me dice, señalando por encima
de la autopista Whitestone hacia el ahora cerrado
aeropuerto de Flushing. “El apartamento de lou está en el
otro lado del edificio. Él no podía ver los dirigibles
desde allí. Él los vio aquí, porque se los mostré.

    Después de una carrera en la aviación, Gross es ahora un
trabajador del censo de la salud para los pobres. Un
hombre cálido con un copete gris tipo pompadour, ojeras
oscuras debajo de sus ojos y short de jeans cortado con
tijeras. Aunque él nunca ha hablado públicamente sobre su
amigo de siempre, Gross vive en una especie de museo de
Pearlman, su apartamento está lleno con cajas repletas
de correspondencia con Pearlman, noticias sobre Pearlman,
fotos de la familia de Pearlman, hasta una grabación de
hace 25 años con una discusión que los dos sostuvieron por
teléfono. Gross es una especie de destartalado inspector
Javert del Jean Valjean de Pearlman (Personajes de la obra
Los Miserables), un hombre que ha pasado sus años tratando
de prevenir a inversionistas y agencias del gobierno sobre
el chico que él primero conoció como “El gordo Louie”.

     Pearlman se unió a Gross en el hangar, haciendo pequeñas
tareas, pero como Gross lo dice, Pearlman hacía poco más
que sentarse y haraganear, lo cual, él dice, “incomodaba
a los chicos del dirigible. Tuve que decirle que parara de
haraganear, que viniera y hablara un poco, o no lo dejarían
volver. Es cuando comenzó a salir de su cascarón, ya sabes.
Algunas veces me siento como el Dr. Frankenstein quien
creo un monstruo.

      Los dos perdieron contactos cuando Gross asistió la
Universidad de Syracuse y Pearlman se inscribió en clases
de contaduría en el Colegio de Queens. Fue durante una
asignación de clases que Pearlman se encaprichó con la
aviación, trabajó en un plan para un servicio de traslados
en helicóptero. Cuando los dos amigos retornaron a Mitchell
Gardens después del Colegio, el apartamento 4C se
convirtió en la central de la primera compañía de Pearlman.
Él persuadió a un pequeño grupo de inversionistas de Wall
Street que vivían en Long Island de comprar un helicóptero,
el cual él rentaría y volaría alrededor de Nueva York.
En su libro Pearlman asegura que hizo su primer millón a
los 21 años. Esto es por decir, algo dudoso. (La compañía
fue absorbida por un competidor.).

Notas: 

 

  • Mad About the boys
    El Trabajo original con la historia completa en Inglés lo puede encontrar en el siguiente enlace: Vanity Fair
  • Más Info
    Existe un documental de esta historia en Español que es televisado por el canal Investigation Discovery. 

Los Back Street   Boys

Video. En esta reseña se resume por completo tanto el desarrollo como los escándalos que rodearon la vida de Loui Pearlman.

Llama la atención el perfíl psicológico de algunos grandes genios de la industria musical, que sin razón alguna se han visto envueltos en escándalos o tragedias.

 

 

 

 

 

El sueño de un niño

      Los helicópteros estaban bien, pero lo que realmente quería
Pearlman eran los dirigibles. Nunca pudo sacarse ese
gusanillo de la cabeza que agarró en 1964; él y Gross eran
orgullosos miembros de la fraternidad de aeronaves quienes se
llamaban así mismos “balonáticos” y “Cabezas de Helio".
Algunos de los mejores dirigibles del mundo eran construidos
por una compañía alemana, encabezada por un industrial
llamado Theodor Wüllenkemper. En 1978, cuando el
veinticuatroañero Pearlman oyó que Wüllenkemper visitaría
los Estados Unidos con motivo de su 50 aniversario, él le
escribió una tarjeta de felicitaciones de dos pies de alto
cubierta con brillantina, acompañada de una invitación a
cenar en Nueva York. Para la sorpresa o deleite de Pearlman,
Wüllkemper aceptó. Pearlman lo recogió en el aeropuerto en
un helicóptero y lo llevó a cenar, de todos los lugares,
al apartamento 3F de las residencias Mitchell Gardens en
Flushing Queens. La mamá de Pearlman fue la anfitriona.
Wüllenkemper se identificó con Pearlman y su entusiasmo
para iniciar un negocio de dirigibles, invitó a Pearlman
y a otro amigo de las residencias Mitchel gardens, Frankie
Vázquez jr. A visitar las instalaciones de Wüllenkemper en
Alemania.

 

 

 

    

 

 

 

 

 

    

 

      De regreso a estados Unidos en 1980, Pearlman fundó una
compañía que él llamó Enterpricess Ltd., y, después de tantear
a potenciales promotores, persuadió a los dueños de la fábrica
de pantalones Jordache de rentar un dirigible para fines
promocionales. Desafortunadamente, Pearlman no tenía ni un
dirigible ni el dinero para comprar uno. De acuerdo a Alan
Gross, quien se unió a la compañía como gerente de relaciones
públicas, Pearlman negoció un globo de dirigible usado
de un hombre en California y contrató a un empresario del
aluminio de Nueva Jersey para construir el armazón del
mismo. El dirigible fue ensamblado en la base naval de
Lakehurst, Nueva jersey, la misma donde el dirigible Zeppeling
Hindenburg estalló en llamas, en 1937. Hubo problemas
desde el comienzo, aparte del hecho de que la pintura
dorada para la palabra Jordache solicitada tendía a ponerse
marrón después de varios días en el sol, hacer el dirigible
parecía, en palabras de Gross, “un gigantesco fiasco”. En
su viaje inaugural el 8 de Octubre de 1980, el nuevo
dirigible de Jordache flotó sobre Nueva York en su camino
hacia el puerto donde haría círculos sobre una fiesta
promocional, que Jordache estaba celebrando. Hizo menos de una
milla de viaje antes de comenzar a perder altitud, forzando
al piloto a estrellarlo contra un monte de desperdicios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

      El accidente tuvo cobertura nacional en los medios. Pearlman
culpó al peso de la pintura dorada. En la comunidad de las
aeronaves, como sea, había oscuros murmullos. “Lou nunca intentó
hacer volar ese dirigible”, afirma Gross, quien dijo que la
aeronave no había volado ni cercano al número de horas de
prácticas requeridas bajo las leyes federales. “Él podía
haber sido arrestado si hubiera abandonado la base”. Pearlman
y su aseguradora terminaron en la corte; siete años después
un jurado le otorgó a Pearlman 2,5 Millones de Dólares en
daños.

 

 

 

 

 

      Le tomó años recuperarse. Después de mudarse a un penthouse
en Bayside, Queens, Pearlman conoció a un intermediario de
Wall Street bien versado en el mercado de pequeños inventarios
de mercado nocturnos, quien le propuso un modo de regresar
al mercado de los dirigibles: Ir al mercado bursátil. Aunque
tenía muy poco que vender exceptuando una idea, estos eran
los años 80 de la abundancia, y la compañía Pearlman,
Airship international, levantó $3 millones en una oferta
pública en 1985, la cual usó para negociar un dirigible
usado de 13 años de antigüedad, de los de Wüllenkemper.
En corto tiempo Pearlman se hizo con un contrato promocional
con MCDonald, y con su nuevo dirigible MCDonalds en el
aire la mayor parte del año, puedo rentar una oficina en
la Quinta Avenida. En poco tiempo Pearlman tenía suficiente
dinero para comenzar a viajar en aviones privados. Para 1989
ya tenía una propiedad vacacional de 6000 pies cuadrados en
la calle Leafy de Orlando.

      Un pálido hombre de gran volumen con su delgado pelo rojizo,
Pearlman tenía un estilo que era entusiasta, dado y no polémico.
Aceptaba cualquier observación y rara vez, si acaso, decía que
no. Un gran orador y mejor oyente, Pearlman atraía a gente a
su mundo deduciendo sus sueños y prometiéndoles hacerlos
realidad. Pero estos bordes redondeados envolvían un inflexible
deseo y el ronroneo persuasivo de un evangelista de TV. “Podías
apuntar tu dedo a su cara y sostener una biblia y jurarle a él
tu nombre, y podía decirte que estabas equivocado y hacértelo
creer”, recordó Jay Marose, (su publicista), años después.
“Podía hacerte creer lo que fuera del todo”.

      Al final de los 80, Pearlman comenzó a sufrir un mayor nivel de
estrés después de sufrir dos grandes pérdidas: la muerte de su
madre en 1988 y la destrucción de su dirigible en una tormenta
en San Antonio. Algunos sugieren que entró en una severa crisis
de la mediana edad; quizás a la edad de 35, él estaba solo. Lo
que sea que sucedió, en estos dos años se mudó a San Lake Road
en Orlando y comenzó a hablar de iniciarse en el mundo de la
música.